miércoles, 12 de mayo de 2010

Juegos

Tu amor vacilante
y juguetón,
acaricia mi cabellos,
y me he acostumbrado

a que me tengas unas noches,
a que te ame una vez,
para después huir de tu mirada.

Porque así la ruina no alcanzará
mi alma jamas,
si estas lejos de mi,
es entonces cuando
sé que realmente me amas,

que no puedes vivir sin mi,
porque cuando pasen los días
de asueto, puedes tocarme
y puedo hacerte feliz.

Y no es que no te ame,
pero el amor es el sueño
que siempre se rompe.

Yo aún no quiero que te
quiebres,
aunque a mi,
me gusta romperme
sobre tus manos.

Me gusta romperme
en un grito y aferrarme
a tu espalda,

que te duela lo que a mi me gusta,
dejar la marca de mi ansiedad
en tus tiernos brazos.

Y tú, al momento en que me
aceptas, para dejar una sonrisa
macabra en la memoria,
herir mi orgullo para que
la intensidad de las caricias
se vuelvan fuego que me queme.

Para besarnos luego y dejar
un rastro de existencia para
la posteridad del mundo,
un sabor a sangre,
una mirada tierna.

Yo hago lo que sea por una
mirada tierna, de esas
tuyas que se rompen fácilmente,
una sonrisa que irradie
satisfacción,

por eso, nuestro juego es
maravilloso, las veces en que
te tengo en mis brazos,

los días en que nos buscamos
sin hallarnos, las ocasiones
en que un silencio llena
el abismo de la soledad.

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