jueves, 27 de mayo de 2010

Tu cuerpo desnudo

Sacie mi sed

por tu cuerpo.


Ondeaba como

el vaivén de las olas.


Es hermoso.


Con tu piel

cubriendo mi desnudez,


en la oscuridad

que fue luz divina.


Estabas tendida

sobre muchas almohadas,


cruzada de piernas

y con la mirada al infinito.


Y la luna filtrada,

delineaba tu figura,


iluminaba tus cabellos,

tus manos también.


Tu sonrisa me invito

a tu alma a través de tu cuerpo.


Cuerpo delicioso de mujer.


Codiciado y envidiado.


Me sentí dichoso

de ser yo quien te poseyera.


Mi tacto y tu pecho

nos invitaron a mas.


Te confieso que tuve miedo,

quise abrazarte tan fuerte,


quise atarte apasionadamente,

atarte con mis brazos y piernas.


Tuve miedo de que desaparecieras

con la resplandeciente aurora,


que fueras solo un sueño,

una ilusión, un fantasma…

miércoles, 26 de mayo de 2010

Son tus dedos

Son los dedos de tus ojos

que se aferran a mi alma.


O quizás es mi mirada

que no termina de seguirte.


¿Qué más da?


Te diré lo que siento, con la

esperanza de amanecer


teniendo una migaja de ti,

la esperanza de que no te vayas nunca.


Y sí así fuera, he de decir que

en tu sonrisa encontré mi felicidad.


Felicidad infinita,

que se ata a mi alma.


Te amo, te quiero tanto.


Eres tú donde empiezan

y terminan mis días,


Eres tú la revelación

de dios a mi alma.


Eres tú lo único que espero,


Lo único que espero…


Si los dedos de tus ojos,

en verdad se aferraran a mi alma,


entonces tienes mi vida

en tu bolso,


o colgada en tu pared.

Si no fuera así,


he de decir que de todas

formas la tienes.

jueves, 20 de mayo de 2010

Hablar contigo

A veces platico

con tu recuerdo

en las noches frías.


Y es que tu ausencia

me llena de sentimientos

que a veces no comprendo.


Como si el imaginarte

a mi lado

llenara el vacío de tu silueta.


Y el hablar con mi sombra

digiriera la realidad

de no conocerte una vez más.


Como si las lágrimas

pidieran a gritos

una fantasía.


Y es que, la noche es larga…

Es larga y aburrida,

sin tocarte, sin oírte.


Y entonces hablo contigo,

sonrío contigo,

te oigo a ti y creo tus palabras.


Aunque no digas nada,

aunque me coquetees con la mirada,

aunque celes mi tiempo.


Y te canto una canción,

triste y encogida de hombros,

y al final, mi imaginación


termina floreciendo en la nada,

como si solo de eso se tratara,

como si en verdad no existieras.

lunes, 17 de mayo de 2010

De la muerte: muerte de amor I

La muerte es saber que no te tengo,

que quizás estas tan lejos,

que quizás eres tan abismal,

que aquí ha de truncarse mi vida.


Y es que no concibo los olores,

ni el tacto de las cosas,

ni siquiera el gusto de gozar,

porque contigo era todo, no había más.


Ahora dime, mujer hermosa,

¿en que se me fue la vida?

No te sentí ni te tuve,

y sin embargo disfrute.


Te disfrute con todas mis fuerzas,

y me reduje a tu persona,

sin pensar ni pedir nada,

como un perro a tu servicio.


Y ahora que no estás,

que me dejas en la nada,

has grabado mi epitafio como:

el miserable al que dejo aquella a la que amaba.


Y ya no puedo más, no quiero más,

si hubiera sabido que me harías desdichado,

que tus besos me harían pobre y tonto,

nunca los hubiera aceptado.


Déjame morir, aquí, en esta noche fría,

llena de moscos y niebla,

donde nada de mi cabe,

ni llena, ni alivia.

domingo, 16 de mayo de 2010

Y heme aquí

Y heme aquí:

entre las navajas del tiempo,

renegando el futuro,


plantándole cara a tu adiós,

sin saber decir algo que te convenza,

que me distinga de los demás,


con un sentimiento diferente.

Porque no quiero perderte,

tengo la esperanza de mantenerte a mi lado


una vez más: estrechada,

en estos brazos cansados

de esperarte; resignados


a esperar un poco más,

ávidos de deseo, fuertes

y anhelantes por causa tuya.


Y estos labios, y esta boca,

y todo mi cuerpo sediento,

desesperado, demacrado.


Tirado en una esquina,

rodeado de basura.

Y mis labios…


esos labios que apresaron

los tuyos en llanto desquiciado,

con sabor a dulce y a mar.


Y esta boca, que ha hablado

la desesperanza de tu ausencia,

que algún día dirá lo que tanto calla.


Y Heme aquí: perdido,

buscándote en el acantilado nervioso

del tiempo, sangrando


tu imagen, rozando tus labios

en la imaginación persistente,

porque tú no estás,


porque ya no existes,

porque quizás nunca fuiste real:

solo una muñeca encantada y sin vida.


Me has dejado hundido en las

tinieblas y lejos de Dios,

fuera de los hombres,


tendido al sol, en

la tierra sin nadie, desértica,

sin ti, sin nada.

Nada sirve, nada vale

Aunque desee que estas lágrimas

dejen de deslizarse por mis mejillas,

sé que no sucederá,


ya que te has ido, es lo único

que me queda de ti en la carne.


¿Y para que quiero más?


Sí la belleza de tu cuerpo ha

de ser de otro y tu corazón

está cerrado como antes de mi.


Solo necesito esta tierna

humedad que no termina de salir.


Y sin embargo, aún te siento…

en estas manos frías que te extrañan,

en este pecho que no tiene consuelo.


Regresa y borra las huellas

que me dejaste en el alma.


Bórrame tu imagen,

que de nada me sirve,

que de nada vale.


Porque yo sí te ame,

porque vibré

contigo a cada mirada,


y nada vale…


Ni mis penas ni tu crueldad,

ni siquiera esa noche que

frente a frente,

bese por primera vez

tus delgados labios

y rodee tu fina cintura…


Nada vale.


Aprendí a fundirme en mi almohada

consejera y solemne,

esperanzado a que vuelvas,


a que mi celular vibre,

a que el teléfono suene,

como si fuera lo único que habría

de esperar, como sí mi vida

dependiera de la voz

con que sueño y que me asfixia.


Y de los profundos ojos

que surqué como capitán en su barco,


guiado por la instrucción

del viento de tu alma:


a rodear tu corazón,

a recorrer tu nombre letra por letra,

olvidándome de las tormentas

y las coordenadas,

porque al final,

el sitio al que llegaría

seria siempre el mismo:


esos profundos ojos tuyos

en que me sumergí,

sin la esperanza de encontrar

algo al otro lado de ti.


Y así han de pasar mis noches:

sin sueño y con tantas cosas

que le estorban a mis ojos

para cerrarse,


y tú,


al pie de mi cama,

como fantasma que da miedo,


y yo,


con el dolor del día en los hombros,

con lágrimas invisibles cayendo de mis ojos…


y tú,


simplemente ahí: lejana.

sábado, 15 de mayo de 2010

Palabras al viento

Tengo miles de palabras

que se han confundido en

suspiros traicioneros.


Que se han ido nadando entre

las gotas de lluvia de esos

días que pasé a tu lado.


Hoy es como entonces:

el cielo se desploma

en mi cabeza con forma de agua,


y las nubes que descienden

para confundirme, entran

por mi nariz, llenas de alucinación.


Porque llevo tu aroma en los labios.


Porque llevo tu amor en los huesos.


Te he buscado incansablemente,

me he asomado a los ojos de la gente,

he visto su vida y no apareces.


Y así, las ráfagas de cordura que

cruzan junto conmigo las calles,

me hacen parecer normal.


Tengo entre los dedos sonidos

extraños que no nos pertenecen,

y es el tiempo el culpable


de la distorsión de aquella canción

que te tragaste, con nuestro

beso de amor.


¿El hilo de tu alma lo has cortado ya?


¿Te has llevado el fantasma llamado soledad?


Me he tatuado la sal del mar

en esta piel, en estas uñas,

para no rasgar tu retrato,


para no marchitar tu ausencia,

para ver si consigo una sombra

con tu nombre y tu silueta.


Estos días son como aquellos:

sin poder llorar, sin poder reír,

con los brazos caídos, llenos de nada.


Cuando estabas dormida,

sobre mis piernas, que nunca

se cansaron de tu calor.


Millones de emociones

han cruzado a la razón,

y yo avanzo a la realidad


que me abraza como a un hijo,

que me castiga y me deja sin comer,

sin beber ni saciarme de tu vientre.


¿Te has desvanecido?


Porque tu nombre cepilló el mar.


Porque mi alivio reposa en tu mano distante.


Porque así son los días sin tu aroma.


Los días sin ti.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Juegos

Tu amor vacilante
y juguetón,
acaricia mi cabellos,
y me he acostumbrado

a que me tengas unas noches,
a que te ame una vez,
para después huir de tu mirada.

Porque así la ruina no alcanzará
mi alma jamas,
si estas lejos de mi,
es entonces cuando
sé que realmente me amas,

que no puedes vivir sin mi,
porque cuando pasen los días
de asueto, puedes tocarme
y puedo hacerte feliz.

Y no es que no te ame,
pero el amor es el sueño
que siempre se rompe.

Yo aún no quiero que te
quiebres,
aunque a mi,
me gusta romperme
sobre tus manos.

Me gusta romperme
en un grito y aferrarme
a tu espalda,

que te duela lo que a mi me gusta,
dejar la marca de mi ansiedad
en tus tiernos brazos.

Y tú, al momento en que me
aceptas, para dejar una sonrisa
macabra en la memoria,
herir mi orgullo para que
la intensidad de las caricias
se vuelvan fuego que me queme.

Para besarnos luego y dejar
un rastro de existencia para
la posteridad del mundo,
un sabor a sangre,
una mirada tierna.

Yo hago lo que sea por una
mirada tierna, de esas
tuyas que se rompen fácilmente,
una sonrisa que irradie
satisfacción,

por eso, nuestro juego es
maravilloso, las veces en que
te tengo en mis brazos,

los días en que nos buscamos
sin hallarnos, las ocasiones
en que un silencio llena
el abismo de la soledad.

viernes, 7 de mayo de 2010

Del amor: a la vida

Yo nací para morir, quizás mi muerte

será espantosa, no quiero que sea

dolorosa, quiero que sea precisa,

pausada pero dulce, que no me maltrate.


He vivido bien tanto tiempo, en esta ciudad,

en esta casa de la que escribo, con sus paredes

y sus historias de fantasmas, con sus tijerillas,

con sus ratones ocasionales.


Amo la vida que llevo, ni más sobria,

ni menos ebria, dulce y amarga,

con un beso para dormir,

con una boca que me alimenta


y sacia mi complicada sed.

Y con esa dulce melodía, que se oye

a muchas calles de donde me encuentro,

mi perro, y el gato que mato ese desgraciado perro.


Me gusta saber que aquí, justo aquí,

es donde tengo que estar,

y también saber que no es tarde

para seguir viviendo.


Si fuéramos consientes de que

nacimos para regresar al seno de Dios,

nadie querría vivir, pero la vida te da

tantas satisfacciones, que vale la pena


terminarla de sabiduría y experiencia,

de terminarla con sueños,

porque así me he pasado la vida:

soñando tanto, sin querer despertar.


Amo al mundo por ser cruel y ruin,

por ser tan malo, por ser tan

grosero, porque a veces me escupe

en la cara. Lo amo porque me ha enseñado


tantas cosas, porque me ha quitado tanto…

Y porque todo eso, es como energía

que se regenera, decía mi abuela

que por cada puerta que se cierra se abre otra más.


Esta vida, esta tierra, este mundo;

el Dios de los cielos me la presentó a ella,

me inspiro a amarla, a desearla,

a respetarla, a adorarla.


Me dijo que ella seria la mujer

de mi piel, y que renacería en su mirada,

y me susurro que sería ella el final

de mis días, de mis pasiones.


Mi vida se reduce a hablar con ella,

se reduce a sus tiernos labios.

y también se reduce a mi madre,

a mis hermanos, al padre que no conozco.


Se reduce a mi prioridad de proteger,

de anteponer mi orgullo a mi necesidad.

La vida… el destino…

lo que sea, aquí me tiene.


Se me ha puesto la mesa,

con manjares exquisitos,

con frutas frescas, malteadas,

y un reconfortante vino.


Por eso amo mi existencia,

porque no soy un número,

porque no soy una línea en una hoja verde,

porque no soy una coordenada en el mapa.


Yo soy todo y todo me pertenece,

a mí me pertenece la continuidad

de las cosas, terminara cuando yo lo decida,

y entonces, trascenderé por siempre, hasta la eternidad…

jueves, 6 de mayo de 2010

Del amor: fraternal

Fuiste tú la belleza de mis ojos,

la casualidad más bella de la vida,

no pretendía expandirme, pero cuando

llegaste, empezó mi vida plena.


Y él nos dejo, no le gustaron tus ojos,

no le gusto tu olor, y yo supe que en ese

olor, era donde terminarían mis días,

donde terminaría mi sudor.


Pero esta tarde, marcada por la lluvia,

por la tristeza, tú te fuiste,

a la escuela, a ser mejor persona,

a aprender lo que nunca supe.


Llevabas tus tenis negros, con cuadros

en la suela, la camisa verde de rayas,

el pantalón descosido a la moda y tu mochila

repleta de cuadernos y lápices.


Quise decirte que te amaba, que te cuidaras

como solo yo lo haría, que no llegaras

tan tarde, que haría pescado para ti,

quise decirte que me hacías falta.


Y entonces, un loco, un estúpido hombre

al que maldigo con todo el corazón,

ese miserable cortó tu vida, cortó

mi esperanza y tus sueños, y todo en lo que creo.


Y no sé qué hacer, he llorado tanto tiempo,

me he lamentado pidiendo la ayuda

de Dios, he pedido a mi mente tu recuerdo:

nada me consuela, porque no estás.


Porque el aroma en que pensaba

terminar mis días, se ha ido y sigo viva,

estoy sola, ya no tengo nada que perder,

nada que hacer, quiero seguirte.


¿Qué me salvara del día de mañana?

Quiero pensar que duermes en el

cuarto de al lado, que se te hará tarde

como siempre, que me dirás buenos días.


Yo aun te amo, hijo mío, y te amaré por siempre,

porque fuiste mi vida, porque fuiste mi sueño

y mi tristeza, mis noches despierta,

fuiste todo para mí, la consagración de mi camino.


Maldigo al hombre, y espero que sea

miserable toda su vida, espero que se

muera pronto, espero que eso te traiga

una vez más a mis brazos necios,


que piden que regreses, que no se cansan de pedir,

que no se cansan de estirarse.

Mi cielo, quédate tranquilo, en los brazos de Dios,

conmigo en el alma que nunca terminará.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Del amor: pasiones

Del centro de la tierra,

donde el fuego arde,

en mi piel arde, incesante,

como si el calor quemase.


Hasta ese lugar tenebroso

llega mi cariño, en las cenizas,

en la oscuridad, al filo

de la muerte, donde nada existe.


Y en esas tinieblas que me cubren,

eres tú, mujer amada, la que me

regala vida, la que me ofrece

espacio, la que me tiende el infinito.


La que me seduce, la que me invita,

la que me abriga de deseo,

de hacerte el amor, hasta que

amanezca en la eternidad.


Yo te imagino rebosante y bella,

caminando entre la sal del camino

y la tierra seca, debajo de la lluvia,

sensual, rozando el viento.

martes, 4 de mayo de 2010

He de tenerte

Y he de tenerte aquí,
bajo esta lluvia que roza tu piel,
entre mis brazos extraviados,
ansiosos de ti.

Y ante el sol quemante,
con mis labios en tu oreja,
jugando a decir palabras
silenciosas y escondidas.

En mis sueños, aparecida
como hada risueña,
venus encarnada,
diva misteriosa.

No hay nada que te falte,
en mi cama eres la perfección
inmaculada, santa
y bendita entre las mujeres.

Y en la melancolía que dejas
cuando te apartas al ocaso,
eres el quedo suspiro que brota
de mis labios como una canción.

Lágrimas silenciosas e
incesantes, que han brotado
de estos ojos que no
pueden olvidar tu silueta.

Ni tu sonrisa, ni nada de ti,
y este atontado corazón,
lleno de tu aroma,
que nunca para de buscarte.

sábado, 1 de mayo de 2010

De la amorosa vida: prosperidad II

Salgo a las 4 de mis cuartos rentados,

con dos hijos, uno en camino,

y la ropa que cose mi esposa

de no sé qué señoras gordas.


Quería ser mecánico, pero los vicios

me ganaron, y el contacto con otro

cuerpo termino por vencer

mi terrible voluntad.


Vi morir a mi padre, vi morir

a mi madre y a mis hermanos,

solo uno me sobrevivió, y

quiero decir que esto no es vida.


No es vida lo que disfrazo de sonrisa,

ni cuando grito y hago el amor.

Pero no se de política, ni hablar bien,

ni tengo buenos zapatos ni ropa elegante.


La justicia es una fantasía que se aleja

cada noche. ¿Y después que soy?

un adicto a la nada, obrero torpe,

de clase baja: humano tal vez.