Una composición en lo que queda
del tiempo,
arrastrando cadáveres del pasado
para renacerlos al presente.
Hiede, hiede, huele a ti,
apesta a tu perfume de
aquella noche, pero tú
no estás aquí, estás tan lejos...,
tan lejos que ya ni el
tiempo te alcanza, donde
una lágrima nunca podrá
humedecer tu pecho.
Me pregunto si has estado
tan lejos siempre...
¿Que debería hacer?
¿Que será lo que nunca me quitarán?
Es verdad que no te amo,
pero mi corazón se acostumbró
a ti, todavía siento paz en tu
tierno abrazo.
¿Que es lo que nunca podrán quitarme?
Sin embargo,
estas muy lejos...
Ese odio que siento, que
toco, que me quema, tan distante
de mis ojos y tan cercano de
mis venas, eso es lo que nunca
podrán quitarme: a lo que me aferro.
Tu sonrisa es mi sol...
Hiede, huele a ti, apesta a tu
perfume de aquella noche,
me gusta tanto ese olor a ti,
a tus piernas: es el
aroma de tus cabellos.
Encontré una razón para vivir,
pero ese motivo no eres tu:
en verdad ya no te amo...
Nunca te podré robar
el corazón...
me dedicare
a colorear mi pasado.
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