Y al dibujar el contorno desnudo
de una mujer desconocida para mi,
tu imagen se me ha venido a la mente…
siendo tú la única musa que estará a mi lado…
Llamada Beatriz mil veces…
llamada Helena,
llamada misteriosa.
Y es que me imagino
delineando tu enigmática figura…
rozando con mis uñas tu porvenir,
descubriendo los cadáveres
que has ocultado bajo la ropa…
Te imagino bajo la luz tenue del sol,
como parte de mi alcoba:
siendo pared hermosa,
siendo silla o ventana…
porque ahora me parece
que has estado siempre aquí,
entre los detalles que me ven sufrir,
que me han visto llorar y reír.
Y nada quiero de ti
sí no es fundirme con tu cuerpo,
bajo la indiscreción que es descubrir
lo que quieres esconder
entre las sabanas
que me acechan furtivamente.
Tú, amante de todos los que no conoces,
amante de ti misma
como una pintura enajenada,
hermosa morena que
agudizas los sentidos
de quienes te ven pasar.
Nada deseo de ti,
solo fundirme en tu cabello,
ser parte de tu aroma,
saborear el licor de tu secreto…
Mujer delicada…
Y al dibujarla, tan desconocida,
las pasiones dormidas en mi ser,
han emprendido un nuevo
viaje a tus dominios,
aunque no estés presente,
aunque amanezca
para mí en los terrenos de lo imposible.
Yo siempre espero algo que nunca llegará,
que no debería.
Espero que tú sombra
se funda con la mía en la oscuridad perdediza…
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