Tú encima, imponiendo
tu mirada, tu sonrisa,
tus reglas.
Pero entiendes que la vida
da vueltas…
Tarde…
Lo entendiste muy tarde,
mis muslos estaban ya en tus caderas.
Y un beso mató
las dudas,
avivo el deseo.
La complicidad se ha de
reflejar en nuestras manos.
Mi mirada recorrió tu pecho,
subió por tu cuello, repaso tu barbilla,
se detuvo en tus ojos.
Y fue un momento detenido
en el espacio…
el momento en que cruzamos
nuestros sueños.
Y tu mirada me dijo: tal vez,
la vida es larga para amarnos,
y sí no alcanza, esta la muerte.
Mi mirada te dijo que había
esperado una eternidad por
llegar a esta noche…
La melancolía acerco nuestras
bocas nuevamente.
Y ese beso anhelante,
sepultó el futuro,
atrajo el pasado,
se tragó el presente.
Ahora sé que estas entre
mis brazos, junto a mi pecho,
en esta noche… junto a mí.
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