Quiero decirte no te vallas,
que te quedes conmigo
aunque mi oscuridad
no me permita ver tu luz.
Ven a mi cálido pecho
que te espera desde hace
tiempo, quédate aquí,
sumida en mi respiración.
Quiero tenerte blanda
y tranquila, aunque eso
sea un sueño que tu
carácter me impida.
Pensar que solo son centímetros
lo que te hace inalcanzable,
preciosa y múltiple ante
mi deseo de tocarte.
Pensándolo bien, son mas
que centímetros lo que nos
separa, es mi ropa y tu
armadura el abismo
que tengo que cruzar.
Lamentablemente no sé
escalar murallas, ni sé matar
dragones, ¡ni siquiera
he aprendido a nadar!
(todo eso para llegar a tu castillo).
Si no piensas hacerme caballero
de tu mesa, ni de tu cama,
ni de tu baño... si no sirvo
para cepillar a tus caballos...
Mi pecho no dejara de dar
calor cuando estés ausente,
ni ese abismo reducirá su
tamaño cuando los
milímetros se vuelvan kilómetros.
Y aunque quiera rozarte,
tendré que resignarme
a que no tienes un
corazón para darme.
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