Te ame porque no había nada mas que hacer, ningún otro camino que el de adorarte, ningún atajo que el de hacerte mía las veces que la noche nos lo permitiera, hasta que de saciedad o cansancio nos ganara el sueño.
Te amé porque fuiste mas de mía que de nadie, en mi mente, me pregunto ¿cuantas veces te desnude e hicimos el amor?, claro, en mi mente.
Me pregunto ¿cuantas veces te desnude e hicimos el amor?, claro, en mi cama o en la tuya, al final, después de vencernos y morirnos, descansabas en mi hombro: tu perdida o tu victoria, siempre junto a mi, siempre exhalandome por la piel, yo pensándote en mi respiración...
Una vez, y otras muchas veces mas, me preguntaste si te amaba, me preguntaste que eras para mi, tu silencio y mi silencio compenetrados me dejarón ausente de este mundo. Tu silencio me dijo que te irías pronto, mi silencio decía tantas cosas que no pudiste comprender y termino todo.
Aquí te dejo mi respuesta: te ame cuando mis dedos te rozaban completa, tus pezones y mentón, tus piernas y tus dedos, todo cuanto tocaron estas manos necias, toda caricia, incluso cuando íbamos en las calles y rozaba tu cuello, era amor inspirado en ti que te atraía constante, era mi amor...
Si en cada beso, en cada sonrisa, en cada movimiento, todo de mi te atraía y te amaba y tu lo sabias ¿como preguntas que sentía por ti?
Te amé porque te tuve, porque sé que en tu piel quedan las marcas de mis besos, ahora estas ahí, lejos y lloras, no quiero vivir en lo que dejaste de ser.
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