jueves, 18 de febrero de 2010

Vida

Lágrimas secas que
se extienden en la
tierra nutrida de sangre.

Cuando todo daba
vueltas en un mismo
circulo, nada importaba.

Ahora importa menos,
como sí el paso de los años,
borrará nuestras huellas.

Como sí el viento se
llevará nuestro aroma.
Como una ilusión que se aleja.

En el mismo circulo que
rodea todo, en este tiempo
maldito, somos nada.

Un instante, un segundo,
un inexplicable momento
en un álbum que no se acaba.

Somos el detalle que
derrama su sangre en
la tierra fértil de antaño.

Que goza con el sexo
fortuito, con la palabra
amor, con la paz efímera.

Cuando pierde el control
y disfruta delicias
incontables: desconocidas.

Algún día seremos
polvo que irrita los
ojos de alguien mas.

Polvo que se arrastra
desesperado por llegar
al mar para ser destruido.

Al final, nuestros sueños
serán lo que permanezcan
como brisa: pegados a las

rocas, a los arboles,
como materia irreal,
pero tangible.

Quizás los sueños de
alguien mas, son lo que
llamamos fantasmas.

Somos un suspiro que
rodea los labios de la
madre y la mujer.

SI he de tener un hogar,
será en la mente de
alguien que sea eterno.

Será nuestro rinconsito,
esas tinieblas que
nunca quisimos.

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