domingo, 21 de febrero de 2010

Vivo en el camposanto
de tu nombre.

Donde nadie puede
tocarme sin tu permiso.

Como si se oyera fácil,
a nadie le gusta estar muerto.

Tú, que nunca me traes
flores, luces feliz.

Tú que me has descuidado:
esa eres tu.

Aunque sea tócame tú,
invéntame tú. Hazme tú.

No me traigas flores,
me conformo con que me toques.

Con que me veas y claves tus
pupilas lindas en mis pequeños ojos.

Con que hagamos el amor
en aquel mausoleo.

Con que te recuestes en mi brazo
y veamos las estrellas desde lejos.

Déjame después de regalarme
esta tierna noche.

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