lunes, 22 de junio de 2009

Ver a cuatro manos


Mirar y mirar lo lejos que esta todo de mi mano,
sentir el miedo que me embarga y me ahoga,
la oportunidad de poder morir por un accidente o alguna insensatez,
como sea, son cosas que por pasar delante de mi y tocarme, se vuelven parte de mi historia.

Quiero sostener una mirada a los ojos de cualquier persona,
¡eh aquí mi debilidad!, o me es indiferente o absorbo su porvenir,
ninguna de las dos es correcta.

Quien sea que me mire, que vea mi rostro flojo y aburrido, que vea la podredumbre en la que vivo,
nada me queda mas que esta mi fuente de vida,
solo esperar que llegue una nube con una nueva tarea o con un nuevo deber,
o con una nueva muerte que morir.

Día a día, se muere uno de angustia, de ansiedad o de alegría, depende el lugar y la condición
de la persona, vi muchas morir en el parto y a otras morir al momento del orgasmo (bueno, no lo he visto, solo lo supongo)...

Vivir, morir y morir de nuevo, morir la misma muerte dos veces, morir sin alivio y sin dolor, o con angustia y tristeza.

Aunque, también es vivir felices, con una sonrisa coronando un mal día, o uno excelente,
o quizás solo adornando el rostro de contagio irresistible, una sonrisa y una mirada, o ambas, como pueden cambiar la perspectiva de las cosas.

Hay alguien que dijo: yo me enamore de tu sonrisa, otros: vi tus ojos y no me pude despegar de ellos... hay una cosa que es cierta: estaban vivos.

Quiero mirar mas allá de lo que mis ojos ven, atravesar las paredes o quizás los cuerpos para ver los corazones rojos y palpitantes, bum bum, bum bum, en sucesivas ondas de energía limpia y llenas de esperanza.

Quiero ver también el aura y el tiempo distorsionados en el infinito que se asoma en la mente de cada persona, sucia o limpia, digna o no tanto.

Acariciar un lindo pensamiento, rozar la sabiduría de lo mas puro.





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