lunes, 16 de noviembre de 2009

De vez en cuando


Antes de mí

fuiste tú:
gloria incontrolable.

Esencia
de las cosas
que conozco;
cosas vacías,
huecas,
que no existen.

¿Cómo decir que sin ti no vivo?

Tendré que llevar
mi cadáver a tu puerta;
mi corazón envuelto
en fantasías y seda.

Pero ahora,
más que nunca,
déjame dormir
con tu retrato
bajo el brazo.

Déjame soñar
con tus colores
de mujer infinita
sobre mi almohada.

Quiero que mis lágrimas
rebosen mis ojos
de alegría, y de alegría
seguir llorando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario