Es este olor a frio,
a humedad…
Me recuerda lugares
iluminados, donde no estás,
donde estuviste y ya te has ido.
No esperes nada de mí:
no puedo ofrecerte nada;
no puedo ofrecerle nada
a nadie más que a mi
misma lo que soy.
No conozco la diferencia
entre ignorancia y crecimiento.
¿Hemos de dejar varado
el madero sobre el cual
llegamos a este lugar?
Tú eras la vela
que ayudaba al impulso,
y entonces éramos
felices de ser quienes éramos.
El viento te lleva
a lugares que no conozco.
El mar me lleva a seguir
descubriendo islas
en busca del sagrado tesoro.
Quiero saber,
después de tanto tiempo
¿qué somos?
Quiero saber que soy:
para gritárselo al fuego,
para tatuarlo en la tierra.
¿Que soy y que eres?
Aun no termino de encontrarme,
no termino de sentirte ni de sentirme.
Siento que te he perdido
para siempre,
pero estas aquí…
Yo no pude mantenerme
en pie y, tu mano siempre
estuvo dispuesta a levantarme.
Un día te irás completamente…
sí ahora sufro tu ausencia,
después moriré de la soledad
y de la angustia,
que me embargaran al no recordarte.
Eres el matiz sin sabor
que me dice que la vida sigue,
que vale... que hay que vivirla.
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