miércoles, 12 de enero de 2011

Nocturna realidad

Aplaudo al nuevo día,

es la función que ahora se estrena.


Que se levanta

de entre la oscuridad,

que avanza

y es incapaz de detenerse.


Ojala pudiera

ser como la mañana

que nunca se evapora,

que nunca se vuelve ceniza,

que nunca descansa.


Aplaudo porque

no puedo ser luz.


Porque el astro

que me alumbrará

está lejos de nacer todavía.


A mi alrededor todo es viento,

todo es brisa:

con la soledad se evapora.


Con el vacio se quema,

se incendia…


Los recuerdos de mi amada

se desvanecen,

incluso ella se funde

en ilusiones traicioneras,

espejismos que se congelan

y se desmoronan.


Nada es claridad

cuando no te tengo;

ya te has ido,

estarás durmiendo

y soñando con mil cosas

que no conocemos.


Nada ahora puede

ser más real que

este frio envolvente,

vivido, infernal.

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