domingo, 15 de agosto de 2010

Seductora del aire

Tus movimientos sedujeron mi mirada,

tus manos a dios en el aire

y con ellas creabas la figura de tu alma.


Toda tú,

bella y armoniosa,

eras como el vaivén de las olas

y tus cabellos simulaban

la espuma

y tus ojos fueron estrellas durante la noche.


Y te adore más que nunca,

porque la gracia de tu cara así lo exigía,

y tu sonrisa tan amable me excitaba a lo prohibido.


Te adoré y besé tus pies,

y toque tus piernas con asombro;

al alzar mi rostro,

la dulzura de tu voz me dio la bienvenida.


Acariciaste mi rostro como si fuera

tu padre o tu hermano o tu hijo,

o todos a la vez,

y me sentí el más amado

y más lleno de amor que nunca.


Nuestras sombras se fundieron

al roce de nuestros labios…

y ese beso aleteo en mi piel hasta erizarla.


¡Como describo los roces profundos

y enigmáticos suspiros,

como describir el brillo de tus ojos!


Gritaste y parecía que hablabas

un idioma desconocido,

épico,

deseos que muchos años murieron.


El fuego que creamos incendio el frio,

quemo todo alrededor

de nosotros y descanse entre tu corazón.

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