jueves, 26 de agosto de 2010

La mujer de mis sueños

En mis sueños he visto

a la mujer que me espera.


¿Qué puedo pedir, sí no es paciencia?


Algún día llegara,

o la encontraré,

o nos buscaremos.


Sí,

cruzaremos nuestros ojos;

en un charco de sangre:

ahí se dibujara su rostro.


Podría ser mañana,

hoy mismo.


Pido que sea hoy mismo

para curar sus heridas

con agua, alcohol y tequila.


Para calentarnos la sangre,

calentarnos los cuerpos,

para detener con caricias

este frío incesante.


Para compartir noches con ella…

quizás comparta mis noches con ella, quizás.


Y transformarnos

despacio y de golpe,

penetrando nuestros

corazones con lágrimas,

con suavidad.


Quiero a la mujer

que veo en mis sueños.

Quiero descubrir sus cabellos

y amarla un infinito.


Por eso dormiré esta noche,

la querré como nunca la he querido.

Un día común en clases

Cuando te ponen un ejercicio en el pizarrón, y es la primera explicación... y ya de lleno entran con numeros...

Uno dice: ¿y como jodidos se supone que hare eso?

domingo, 15 de agosto de 2010

Seductora del aire

Tus movimientos sedujeron mi mirada,

tus manos a dios en el aire

y con ellas creabas la figura de tu alma.


Toda tú,

bella y armoniosa,

eras como el vaivén de las olas

y tus cabellos simulaban

la espuma

y tus ojos fueron estrellas durante la noche.


Y te adore más que nunca,

porque la gracia de tu cara así lo exigía,

y tu sonrisa tan amable me excitaba a lo prohibido.


Te adoré y besé tus pies,

y toque tus piernas con asombro;

al alzar mi rostro,

la dulzura de tu voz me dio la bienvenida.


Acariciaste mi rostro como si fuera

tu padre o tu hermano o tu hijo,

o todos a la vez,

y me sentí el más amado

y más lleno de amor que nunca.


Nuestras sombras se fundieron

al roce de nuestros labios…

y ese beso aleteo en mi piel hasta erizarla.


¡Como describo los roces profundos

y enigmáticos suspiros,

como describir el brillo de tus ojos!


Gritaste y parecía que hablabas

un idioma desconocido,

épico,

deseos que muchos años murieron.


El fuego que creamos incendio el frio,

quemo todo alrededor

de nosotros y descanse entre tu corazón.

lunes, 9 de agosto de 2010

Mi sombra

Esta noche me prometo

no perder nunca más mi sombra.


Esa sombra tan mía,

que no conozco,

y que se desvanece

en la oscuridad perpetua de la noche.


Hablo de mi y de mis sueños.


Que se distorsionan.


Que enmudecen.


Que se pierden aunque son inmortales.


He hablado tantas veces,

tantas horas: de la soledad y del vacío,

del amor… de la eternidad incluso.


Ninguna palabra pronunciada

ha sido cierta…

ni toda la soledad, ni todo el amor,

ni todo el vacío,

ni la eternidad tienen algo que las describa.


Son como las olas del mar,

que llegan y que se pierden

sin darnos cuenta.


Esta noche mi corazón arde

y convulsiona,

y dice cosas que no llegan a mi oído;

también cosas que me grita,

desesperado,

que no entiendo,

y que se vuelven como mi sombra,

y es mi sombra la que se pierde

en la oscuridad infinita de la noche.


Un yo mudo que habla para sí mismo,

que tiene su lenguaje,

que también ama silenciosamente.


Mi sombra es la imagen de mi fugaz vida,

porque nunca cambia,

porque nunca envejece

y porque mi sangre corre por sus venas.


Prometo no perderla nunca más,

prometo seguirla hasta el mismo infierno,

aunque las llamas me consuman

y mi dolor se multiplique por mil,

aunque no encuentre nunca más alivio

y la esperanza se escape de mis huesos.