En mis sueños he visto
a la mujer que me espera.
¿Qué puedo pedir, sí no es paciencia?
Algún día llegara,
o la encontraré,
o nos buscaremos.
Sí,
cruzaremos nuestros ojos;
en un charco de sangre:
ahí se dibujara su rostro.
Podría ser mañana,
hoy mismo.
Pido que sea hoy mismo
para curar sus heridas
con agua, alcohol y tequila.
Para calentarnos la sangre,
calentarnos los cuerpos,
para detener con caricias
este frío incesante.
Para compartir noches con ella…
quizás comparta mis noches con ella, quizás.
Y transformarnos
despacio y de golpe,
penetrando nuestros
corazones con lágrimas,
con suavidad.
Quiero a la mujer
que veo en mis sueños.
Quiero descubrir sus cabellos
y amarla un infinito.
Por eso dormiré esta noche,
la querré como nunca la he querido.