martes, 13 de julio de 2010

Quiero contarte

Hagamos una canción con lo mejor de la lluvia,

cantemos al viento nuestra esperanza,

y también cantemos en silencio nuestra soledad.


Nosotros solos,

los mas odiados,

los mas amados,

lo mas de todo.


Silbemos esta tarde nuestra

esperanza en el provenir:

ni una cirugía

ni el propio cáncer pueden hablar por nosotros…


una cirugía en el alma que cojea,

el cáncer y el malestar que la justicia provocan…


II


¿Dime que escondes?

Acaso serás tú o el,

o todos nosotros los que te obligamos

a esconder la verdad…


la verdad en forma de libreta de corazón:

como una niña de primaria

que quiere ser coqueta,

solo por el hecho de que todo el mundo es así…


Pinta una sonrisa en tu cara

y alégrate:

que el mundo está dando

vueltas sin parar…


que seamos las olas del mar

en nuestras casas,

la nube refrescante de la escuela,

la gota de agua que tranquiliza el amor.


III


Un poco más tarde de lo normal,

un poco más frio de lo acostumbrado,

vengo a hablarte del amor…

de ese amor callejero que todos sentimos,

y del amor que solo yo poseo.


Porque son tus lindos oídos,

y son tus lindas manos y tu linda boca,

las que me despiertan el deseo

de hablar y hablar

y seguir hablando hasta el cansancio.


Y quiero me escuches y quiero que me veas

y que me des un beso al final de mis discursos…


He de decir que en la calle te admiran cuando sales…

admiran tu cuello y tu cintura,

también tus ojos y tus otros ojos…

tus piernas y un poco más arriba de los muslos.


Y yo te veo y te regalos suspiros entrecortados,

palabras de alegría y un corazón adormilado…


IV


Tú que bajaste al abismo de la oscuridad,

con tus vestidos

y tu melena negra y despeinada,

y tu piel blanca…


Bailabas,

y yo encendía las luces,

y en esa oscuridad tan densa encontraste una lagrima

y un vestido,


y mi mano extendida te dijo:

¿por qué estas triste?

Y tus pies detenidos me dijeron:

por nada.


Y así bailaste con tu sombra

y con el escaso viento que persistía,

con el frio y la imaginación,

al final, exhausta por el dolor

y sin energías, me tomaste de la mano,

te fundiste con mi aroma

y dejaste que mis pies marcaran el paso del tiempo…


Mientras tus ojos se clavaban en mi mirada,

quizás dijiste que me amabas,

fui feliz, y entonces desperté:

la felicidad me es negada.


V


Preguntabas entre el arroz

y los frijoles que tan grande era el mundo,

te dijeron muchas cosas,

ninguna de ellas del todo agradable…


Yo te escribo que el mundo eres tú y tu perro,

lo es el indigente de la esquina

o el drogadicto de la otra,

soy yo y mis infames deseos

de querer se dios a costa del propio diablo.


Lo es el jitomate y la lechuga,

mi boca con tu boca,

los discursos de un hombre

que habla y que interrumpe tu novela,

o la canción cumblera cuando te subes al camión,

y el camión junto con el chofer

y todo el pasaje juntos.


El mundo también es el unicornio

de tu imaginación, o tu amigo imaginario…


El mundo es el fuego que consume

los corazón de la humanidad…


Todos o ninguno,

la vida y la muerte,

el infierno y el paraíso.

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